Mientras nos dure este momento...

Crónicas de un adiós anunciado

Los últimos días de preparatoria empecé a tratar a un chico que me parecía “buena onda” me tarde tres años en hablarle y resulto ser un buen amigo, suele pasar, justo al final empecé a tener grandes amigos, vaya paradoja.
En fin, él se iría a otra ciudad lejos de aquí a estudiar la universidad. Tenia escaso mes y medio para recuperar los tres años en que no tuve su amistad.

Poco antes de entrar a la Universidad salíamos de vez en cuando; me hacía bastante bien, éramos antagónicos completamente, y eso me divertía mucho, inclusive, no era mi tipo físicamente, me encariñé mucho con el, me hacia olvidarme de mis problemas y tristezas, nunca supo como expresarse conmigo pero se le notaba cierta desesperada ternura hacia mi en sus ojitos negros, en fin, pronto se iría muy lejos de esta ciudad; así que le tuve que improvisar un festejo de su cumple x q para ese entonces ya no estaríamos juntos, estábamos consientes de que pronto terminaría todo, así que nunca hacíamos preguntas ni nada, como si fuera un pariente que viene de visita.

Para festejarle su próximo cumpleaños lo invité al cine y le habia hecho un regalo: le compre un paquete de cigarrillos de cada marca y cada color (por que le encantaba fumar) y una cajita de chocolatitos) además, teníamos una foto donde los dos traíamos un collarín por un accidente que habíamos tenido juntos justo el día que nos hicimos grandes amigos, así que supuse sería un bonito detalle escribirle un pensamiento en la parte de atrás y regalársela en un portarretrato. Al llegar al cine, nerviosamente le di su regalo, teníamos tiempo todavía, lo abrió con sumo cuidado, podría decir que hasta temblaba, al ver los cigarros sonrió mucho, continuo y vio los chocolates y dijo –mmmmm estos nos los comemos ahorita en el cine; al final, la foto, la admiro por un buen rato, le pedí que la sacara del portarretrato, lo hizo enseguida un poco torpe con las manos (le sudaban un poco) leyó el mensaje que había escrito para el:
“Dicen que la vida es un instante
Dicen que la felicidad son pequeños instantes dentro de nuestra vida…
Y o solo digo que esta foto me hace recordar todos los instantes
que pase contigo.
Por los buenos momentos juntos, te dejo esta foto para que nunca me olvides…
Te quiere: viol”

Me abrazo en seguida como quien intuye el final, me dijo gracias, parecía el momento como esos de película, en donde se tienen que juntar los labios, silencio, miradas y smuak un besote en el cachete!!!!! Sonreí nerviosa, y me dijo –ayúdame a esconder los chocolates; en ese momento comprendí que el estaba mas nervioso que yo y que lo estaba poniendo en apuros, así que seguimos nuestro camino y entramos al cine… afortunadamente la película le encantó, rió como loco era un día perfecto, claro si no recordaba que en tres días se iría para siempre, omitiendo eso, era perfecto.
Salimos y fuimos a estrenar una cajetilla de cigarros al café mas cercano, fumamos, reímos, platicamos y oh oh!!!!! Era hora de regresar a mi casa!!! Nnnnnnnoooooo!!!
Ni modo, me llevo, se estaciono a tres casas de la mía, silencio total, ahora que? Era el final, lo sabíamos, no podía decirle –adiós- y entrar a mi casa como si nada, esa noche no; lo mire, me sonrió, me aferre a su pecho, lo abracé con fuerza y me abrazó, besaba mis cabellos, no queríamos decir adiós, pero teníamos que hacerlo, por fin le dije –Te quiero mucho sabes? –el me contesto –Yo también flaquencia!- sentí un nudito en la garganta y solo pude decirle –Te cuidas!!! Me acerqué a mirarlo, sentí su respiración, le di un beso en la mejilla, le dije adiós, agacho la cabeza, volví a mirarlo y antes de poder hacer algo roce sus labios con los míos, cerro los ojos, se paralizó, suavemente recorrí sus labios intentando relajarlo y el tomo mi cara y se sumergió en mis labios, al parecer salio del shok pronto… nuestros labios eran tan distintos, no embonaban, no coincidían, pero seguíamos, sus labios eran demasiado pequeños y me daban risa, pero era un momento tan tierno que nada de eso nos importaba.
Un beso fuera de lo común, pero increíble, sonreímos al mismo tiempo nos miramos felices y tristes a la vez. Salí del auto, antes de entrar a mi casa le dije adiós con un movimiento de mano y entre sin mirar atrás.

Aquí termina la historia, o prefiero que termine aquí, ya que la segunda parte de esta historia prefiero pasarla desapercibido, son mejores los finales inmediatos a las amistades largas y, mal intencionadas…

Escrito por Julie @ 11:08 a.m.